Una propuesta concreta sobre nuestra cultura.

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drogasconciencia
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Registrado: Febrero 2, 2010, 1:21 pm

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El consumo de sustancias, particularmente la mariguana es una realidad. Aunque exista una justicia penal que castigue a los criminales por el perjuicio que causan a las personas, también se extiende a la proscripción o represión contra ciertos hábitos privados, que calificados desde la moral y apoyados en corrientes de índole médico, político, religioso y mediáticos, legitiman la negación de unas costumbres o hábitos, que en la realidad existen y ejercen miles de usuarios moderados o no, de un ritual que transforma la percepción, el pensamiento e introduce elementos químicos en el funcionamiento del cerebro. El cigarrillo y el licor, ambas sustancias que modifican la subjetividad del hombre están legitimadas en nuestra cultura, como una costumbre que independiente de sus efectos, es el ejercicio legítimo del individuo, que tiene derecho en cultivar y ejercer ciertas conductas que no afecten ni vallan en detrimento de los derechos de los terceros.

En este sentido las experiencias de California en Estados Unidos, tiene mucho que ilustrar. El consumo de mariguana es una cultura, que a pesar de la oposición de los diferentes órganos de poder, subsiste, pues hace parte de las manifestaciones del humano, así como es válida la búsqueda del enriquecimiento y la competencia, igualmente lo es la necesidad de experimentar otras formas de percepción y pensamiento.

Estados Unidos, es la suma de innumerables culturas, étnicas e identidades. California está próxima en aprobar una ley que permita la producción masiva de mariguana para su comercialización. Ninguna política ni ley a pesar de su intolerancia ha impedido que los negros y los latinos dejen de existir. La realidad se impone a la moral y la ley.

Somos los rechazados, los discriminados, los marginalizados y reprimidos quienes conocemos por experiencia directa, que la tolerancia y el respeto son condiciones indispensables para la convivencia y la relación solidaria y positiva entre los miembros de las sociedades, que permita construir desde las diferencias en lugar de destruir desde la imposición y la homogeneidad. Por lo tanto, quienes fumamos bareta, debemos en primer lugar hacernos valer y respetar como una expresión legítima dentro de la sociedad, ya que no promovemos la destrucción, ni el caos, simplemente queremos que nuestros hábitos personales y nuestras costumbres, por muy particulares que sea, merecen la tolerancia, ya que son expresiones de nuestra libertar y personalidad.
SOLO BARETA
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