Cuentos de la cripta: La bareta llegó con un invitado de la oscuridad.

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drogasconciencia
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Registrado: Febrero 2, 2010, 1:21 pm

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La bareta llegó con un invitado de la oscuridad.

En un pequeño corregimiento de este violento y febril país. Hugo Tangarife se encontraba durmiendo en su finca cuando sonó la alarma. Un frío descendió desde su cabeza hasta su pecho. -Hora de ir a estudiar- sentenció con remordimiento. Logró bañarse, desayunar y salir de su casa como pudo. Iba a contra-reloj. Descendió por camino un serpenteante mientras gotas de agua golpeaban su frente. La madrugada había transcurrido entre la lluvia y una voluptuosa luna iluminadora. Esperaba el bus junto a otras personas. Sobre su cabezas se elevaban las flores de cacao sabanero, sendos arboles ubicados al respaldo izquierdo de la carretera.

Después de una aburrida jornada en la Universidad, salvo por algunos contenidos vistos en clase, y de pueriles interacciones humanas y subhumanas en la gran urbe. Hugo se dirigió a casa un poco cansado, en busca de algo de privacidad, de soledad para recargar energías, pues sentía, había sido vampirizado por esa amalgama viscosa y ardorosa llamada ciudad, llamada Medellín.

Llegó a la finca, cagó y luego tomó un poco de aguapanela. Y se dijo con aires grandilocuentes de gran magistado: -Hace rato no fumo bareta- (1). Se dispuso para disfrutar de una buena trabaja y poderse relajar. Lo rascó y pegó con algo eficacia. Eran las 7:40P.M. de una noche fría. Una, dos, tres caladas, y el buen joven ya estaba navegando por hondas, capas y por otros aspectos normalmente velados de la realidad.

Sus pensamientos adquirieron nuevos tonos y el flujo de ideas se aligeró notoriamente. Los sentidos se agudizaron y el entorno con su movimiento perpetúo parecía ir más lento. La luna mostraba sus relieves de una manera inusitada. El susurro del viento intenso parecía una melodía oscura. Las formas de las ramas, los árboles, los arbustos y el yerba adquirían nuevos sustratos y representar estructuras corporales de seres vivos y fantásticos. Las luces de las estrellas ratificaban la amplitud infinita de la existencia. De repente se escuchó un grito agudo. Tangarife, el Tangas, vio pasar una sombra y esto lo dejó bastante impresionado. Desde entonces voces lo persiguen y lo acechan. Desde entonces se fuma la bareta en su casa...



(1) No había fumado bareta desde el día anterior.

Nota: Si les gustó el cuento los invito a que me sigan en http://letrasyhorror.blogspot.com/
SOLO BARETA
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